En el siguiente artículo voy a dar mi opinión respecto a la publicación de Joaquín Estefanía, en el periódico El País dónde expresaba lo que ha resultado ser el Covid-19, aportando e intentando preveer los acontecimientos que se puedan dar en el futuro. Debo puntualizar que este documento fue redactado a día 9 de marzo de 2020, cuando todavía no se había decretado el estado de alarma en España, ni tampoco había sido declarado por la OMS el coronavirus como pandemia. Lamento mucho no haberlo podido rescatar antes por falta de tiempo.
Según el Ministerio de Sanidad, el día de redacción (9 de marzo de 2020), España contaba con 1.073 infectados y 28 personas fallecidas. A 10 de mayo de 2020, el día de publicación, España cuenta con 224.390 infectados y 26.621 personas fallecidas. He querido remarcar este dato porque cuando el artículo fue redactado, nadie imaginaba que pudiera tener tan notorio impacto en ningún sentido.
Coronavirus; otro cisne negro
De acuerdo con el autor Joaquín
Estefanía, un cisne negro no es otra cosa que un acontecimiento improbable, que
de suceder, gozará de gran trascendencia. Y si se analiza rápidamente lo que ha
sido y está siendo el coronavirus (catalogado de momento como epidemia) se
concluye que éste contiene las tres características principales del cisne
negro; es un hecho muy raro, e improbable, de gran gravedad e impacto, y con
una explicación ex post, que servirá de antecedente para la actuación en un
posible futuro caso de pandemia.
El coronavirus se detectó en la
década de los 60, pese tener mayor relevancia a partir de diciembre del 2019,
cuando se detectaron múltiples infectados en Wuhan, China, aunque para la mayor
parte del mundo occidental, el coronavirus ha sido una realidad y ha supuesto
un shock a partir de febrero de este 2020. Se ha observado desde el brote y
expansión de este virus por occidente cómo las bolsas de valores se han venido
abajo, aunque es posible que el virus solo haya servido como excusa para desinflar
las dopadas bolsas, en máximos históricos y con una tendencia alcista desde el
año 2009. Sin duda, en el contexto en el que se encuentran los mercados
financieros, el hecho que domina es el de la incertidumbre, que se ha
trasladado a ese espejo de los inversores y de la economía en sí.
En consecuencia, hay diversos
sectores que están siendo duramente corregidos y escarmentados, como el
comercio, la tecnología o el transporte aéreo, que ha visto reducida su demanda
de usuarios debido al pavor por el contagio. A estos sectores con problemas se
úne el petrolero, cuando esta misma semana Arabia Saudí, por discusiones con
Rusia sobre el procedimiento a seguir respecto al virus, ha decidido aumentar
la producción de barriles de crudo diarios, provocando una caída cercana al
treinta por ciento en el precio del barril de brent mundial para arrebatar
cuota de mercado y obligar a entablar nuevamente negociaciones.
En el caso español, con una fuerte
dependencia del turismo, uno de los principales motores de la economía
española, se hace especialmente relevante la respuesta y actuación de los
dirigentes y encargados en cuanto a las medidas y posiciones tomadas al
respecto para evitar cualquier contagio y en definitiva proteger a sus
ciudadanos,
En plena guerra comercial entre
Estados Unidos y China, el coronavirus ha servido como un nuevo argumento para
discriminar y culpabilizar a China, una nueva piedra que se sumará a la muralla
comercial que pretende construir Donald Trump sobre la nación china, quien pretende
discutir su hegemonía económica y por la cual está dispuesto a mancillar la
juguetona imagen de los osos pandas utilizando sus garras. Por otro lado,
aunque China posea gran cantidad de dólares estadounidenses, no inundará los
mercados de divisas con tales cantidades, ya que China también es al mismo
tiempo uno de los mayores tenedores de bonos americanos del mundo, y de hacer
semejante acción, depreciando el dólar únicamente conseguiría autolesionarse y
debilitar una de sus fuentes de recursos, además de la necesaria utilización de
ésta divisa a nivel mundial para la compra de petróleo.
Por el título del artículo a
comentar, “La ruta de la seda”, es preciso destacar la actual preocupación por
los ciudadanos valencianos, poseedores de la famosa lonja de la seda, quiénes
están atemorizados por la llegada del coronavirus, ya que, a una semana de su
fiesta cultural más importante, Las Fallas, foco masivo de turistas de todo el
mundo, principalmente asiáticos e italianos (países con mayor número de contagios),
observan cómo las autoridades pertinentes no hacen ningún comentario ni
anuncian ninguna medida excepcional. Al mismo tiempo, se preguntan el porqué de
la suspensión de unos partidos de baloncesto y de otros no, el de anunciar
encuentros a puerta cerrada y si ésta medida es realmente útil, ya que los
aficionados contagiados, pese a no poder entrar al estadio, estarán dispersos
por las inmediaciones o por la ciudad, y a todo esto se une el desconcierto
sobre por qué algunos acontecimientos de gran calado se han cancelado y otros
no, es decir, a qué se debe esta divergencia.
En conclusión, se presume interesante
las decisiones tomadas, o que se puedan tomar por parte de los políticos y
responsables, teniendo en cuenta el escenario económico tan complicado en el
que lleva sumergida la economía española desde que se aprobaran los últimos
presupuestos hace unos cuantos años. Los encargados de tomar éstas decisiones
deberán sopesar la seguridad de sus ciudadanos, y el impacto económico negativo
que ello podría suponer el cierre de fronteras o cancelaciones de eventos.
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